Trabajar sobre las representaciones de género en los medios de comunicación siempre plantea de manera subyacente la cuestión de las representaciones trans. Estas representaciones están en el centro de polémicas y debates en la prensa, sin que las propias personas trans tengan nada que decir al respecto, o solo dentro de marcos específicos, como muestran en Francia algunos de los trabajos pioneros de Karine Espineira. Esta investigadora se interesó especialmente por estas representaciones en la televisión (2015), en todos los formatos, desde los documentales hasta la ficción y los noticieros. En la radio, en las tertulias, las mujeres trans se convierten en el límite exterior de lo que significa “ser mujer”: son objeto de violentas burlas y desprecio sin tener acceso a la palabra (Gay, 2023).
En el mundo anglosajón, muchas celebridades han hecho declaraciones abiertamente transfóbicas en los medios de comunicación, como Joanne K. Rowling, la autora inglesa de la serie Harry Potter (Bock, 2020). En Francia, las militantes conservadoras y que se autodenominan feministas, Dora Moutot y Marguerite Stern, crearon el movimiento Femellistes1 en 2023. Se trataría de una acción anecdótica si estas mujeres cisgénero, cuyo género asignado al nacer se corresponde con su identidad de género, fueran anónimas sin acceso a los medios de comunicación. Sin embargo Dora Moutot es la creadora de la cuenta de Instagram “T'as joui”, con 480 000 seguidores, y también es la antigua redactora jefe adjunta del sitio web de noticias Konbini, dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años. Marguerite Stern fue una de las fundadoras del movimiento de las colleuses en Francia. Este movimiento es conocido por pegar mensajes letra por letra en el espacio público sobre mujeres asesinadas por sus ex cónyuges y sobre violencia sexista y sexual. Son, por tanto, personalidades conocidas, y la creación de las Femellistes les ha permitido acceder a medios de comunicación como L'Express (L'hospital, 2023), Le Figaro (Planchon, 2023), Sud Radio (Bercoff, 2023) y otros. Así pues, no sólo en los países anglosajones se desarrolla una retórica transfóbica en la esfera pública, sino también en Francia. Este movimiento defiende 14 puntos en su manifiesto:
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Una femelliste, es una mujer arraigada en la realidad biológica de su cuerpo.
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Es una mujer que piensa que ser una mujer no es un sentimiento.
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Es una mujer que piensa que no se puede nacer en el cuerpo equivocado.
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Es una mujer que sabe que sufre opresiones basadas en su sexo.
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Es una mujer que se niega a que un hombre le explique lo que es una mujer.
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Es una mujer que se niega a que los hombres colonicen los espacios de las mujeres.
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Es una mujer que ya no aguanta la incapacidad de los hombres a aceptarse entre ellos a pesar de sus diferencias.
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Es una mujer que rechaza los términos tales como “cis” ou “persona con vulva”.
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Es una mujer que ha superado su misoginia internalizada.
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Es una mujer que se opone a la homofobia woke.
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Es una mujer que se preocupa por los derechos de los niños.
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Es una mujer que ya no aguanta sufrir violencias por hablar libremente.
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Es una mujer que ve la lógica capitalista en la ideología transgenerista.
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Es una mujer que piensa en el futuro.
Cada uno de estos puntos va seguido de un texto que se dirige explícitamente a las mujeres trans, refiriéndose a ellas como “mujer ‘trans’ masculina (sic)” en el desarrollo del punto 6, por ejemplo, o “mujeres con pene” (punto 10). No tenemos tiempo para analizar en detalle cada uno de estos puntos. Las afirmaciones de las Femellistes no se basan en ningún hecho científico, y numerosxs investigadorxs reprueban desde hace tiempo este tipo de argumentos. Dos publicaciones recientes son Matérialisme Trans (2021), obra colectiva editada por Pauline Clochec y Noémie Grunenwald, y Transfuge de sexe, del sociólogo Emmanuel Beaubatie (2021).
En cuanto a la ley, en julio de 2022, el Conseil d'État dictaminó que la exclusión de los hombres transgénero de la procreación médicamente asistida era compatible con la ley, cuestionando asimismo la igualdad de derechos al prohibir a los padres trans acceder a la reproducción asistida, ante el silencio de los medios de comunicación. Sin embargo, de vez en cuando la prensa da voz a los afectados, como en ocasión de la marcha anual ExisTransInter. Se trata de la marcha anual de personas trans e intersexuales y sus apoyos. Todos los años se plantea la cuestión de si las fotos de los manifestantes deben o no publicarse en los medios de comunicación sin su consentimiento, donde el derecho a la información se enfrenta a cuestiones de privacidad y outing2. Algunas de las personas fotografiadas pueden no estar out en círculos amistosos, familiares o profesionales cuando los periodistas consideran que manifestarse es un acto político y público y que están en su derecho de publicar esas fotos. Por ello, las cuestiones relativas a las representaciones trans y los medios de comunicación se debaten cada vez más en las redacciones. Nuestro objetivo aquí es presentar una panorámica periodística (no exhaustiva) de las cuestiones trans, destacando el lugar de lxs concernidxs en el mundo del periodismo.
En el periodismo, veremos que ha habido algunas iniciativas muy interesantes sobre este tema, lo que no ocurre en el conjunto del mundo de los medios de comunicación. En las tertulias radiofónicas, por ejemplo, tanto en los medios privados como en los públicos, se repiten a menudo los mismos tópicos y clichés, como en el programa Zoom Zoom Zen de France Inter, donde las mujeres trans son objeto de misgendering y se las relaciona con el trabajo sexual (Noël, 10 de enero de 2023). Jilly Boyce Kay explica que no todas las mujeres son iguales en los medios de comunicación: “it is poor women, migrant women, indigeneous women, Muslim women, queer women, trans women, sex workers and women of colour who are most at risk of violence and whose voices are most quickly and viciously attacked or silenced.” 3(2020, p. 8)
Queremos saber cómo acceden las personas trans a un espacio mediático donde puedan escribir sobre sí mismas, o dar un punto de vista mediático diferente. Empezaremos analizando cómo Internet permite darles voz a las personas trans y después cómo los medios de comunicación abordan esta cuestión a través de los gender editor y qué representaciones mediáticas han surgido en los últimos años.
INTERNET Y LA DIFUSIÓN DE LAS VOCES DE LAS PERSONAS TRANS
Cabe señalar que esta cuestión de la representación de lxs concernidxs por lxs concernidxs no es nueva, desde luego, y los fanzines – publicaciones distribuidas e impresas en casa, o distribuidas en círculos restringidos – existen desde hace mucho tiempo. No examinaremos aquí el espectro de estas publicaciones.
Internet ha permitido que surjan muchas voces. Mujeres trans como Lexie (@aggresively_trans) han hecho una gran labor de difusión en Instagram para dialogar sobre las cuestiones trans. Los hombres trans también están presentes, como el joven franco-suizo Leon Salin en la red TikTok (@salinleon). La emergencia de voces personales, aunque importante, pone de relieve cierta individualidad, por eso es más difícil asistir a la emergencia de voces colectivas. Estas personas también pueden ser vulnerables a los ataques de trols o conservadores transfóbicos.
En The digital closet: how the Internet became straight (2022), el investigador Alexander Monea también ha demostrado cómo la IA, la ley y la programación convierten Internet en espacio cisheteronormado, lo cual implica por ejemplo que una simple foto de dos hombres con el torso desnudo y abrazándose pueda ser retirada por violar las normas de pudor, por ejemplo. Por tanto, es difícil imaginar que se publiquen en las redes sociales digitales imágenes de hombres trans que no se hayan sometido o no deseen someterse a una mastectomía. El shadow banning 4es, por tanto, un freno al debate de las cuestiones trans por parte de las personas trans. Tanto las imágenes como los textos se producen de tal manera que tanto las representaciones cis como las heterosexuales inundan la red. Las representaciones trans que consiguen hacerse un nombre, como Léon Salin, lo hacen a costa de una representación idílica de la vida matrimonial con una persona de identidad de género opuesta a la suya, o publicando fotos de momentos previos y posteriores a la transición/operación. Muchos de estos vídeos destacan los aspectos personales de la vida de estas personas, que pasan a fundirse en una vida hetero u homonormativa (Puar, 2007), con pareja, deseo de matrimonio o hijos.
Estamos ante esa “desigualdad de la representación” de la que hablaba Karine Espineira en 2014, centrándose en un corpus audiovisual. Casi 10 años después, se pueden hacer las mismas observaciones en otro terreno, el de las redes sociales digitales, donde también existe una corriente integracionista en la que “mujeres y hombres que vienen de la transexualidad o transidentidad explican su deseo y su derecho a participar en el sistema sexo/género que dicen no querer cuestionar ni perturbar, reproduciendo el modelo heterosexual y reforzando el orden de los géneros”. Es difícil abordar estas cuestiones sin un estudio en profundidad en nuestro análisis, pero muestran la tenacidad de tales estereotipos en el acceso a la representación y a la palabra en el espacio público. Aunque Internet proporciona acceso a más recursos, donde todo el mundo puede publicar e intercambiar ideas, no es un proceso igual para todxs.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y GENDER EDITORS
En su libro Genre et journalisme (2021), Béatrice Damian-Gaillard, Eugénie Saitta y Sandy Montañola demuestran que el sesgo de género está presente en las redacciones, tanto en lo que se refiere a la gestión de la repartición de las secciones (deporte, política y economía, por ejemplo, son cubiertos por periodistas masculinos, mientras que la educación y la redacción están a cargo de mujeres), como a la redacción y la elección de los temas a destacar. Y ahí es donde entra en juego Lenaïg Bredoux. En 2020, Mediapart creó el puesto de gender editor, con el nombramiento de Lenaïg Bredoux. El trabajo de un gender editor en los medios de comunicación consiste en escribir artículos y corregir aquellos escritos por otros periodistas para comprobar que no haya sesgos de género en la redacción, que no haya demasiados expertos e insuficientes expertas, etc. Con esta iniciativa de Mediapart por primera vez se crea oficialmente un puesto de este tipo en una redacción francesa. Las violencias contra las mujeres son uno de los ejes principales del trabajo de Mediapart, con varias investigaciones que sacaron a luz casos de violencias como los abusos sufridos por la actriz Adèle Haenel cuando era adolescente en un plató de cine (Turchi, 2019) o las acusaciones de violación vertidas contra el presentador Patrick Poivre d'Arvor (Rédaction de Mediapart, 2022). Sin embargo, hemos de decir que la representación de las personas trans sigue estando notablemente ausente de este sitio web de noticias. Hay muy pocos artículos sobre mujeres u hombres trans y personas no binarias. A partir de una búsqueda exploratoria, podemos contar menos de 10 artículos al año dedicados a estos temas. Gender editor podría ser, sin embargo, un papel cuya definición está destinada a abrirse a las representaciones trans y a la integración de las personas trans en la información, del mismo modo que las mujeres cis, en un futuro próximo.
Por su parte, la Agence France Presse creó una función de este tipo, sin utilizar esta palabra, con dos “referentes” no oficiales y la publicación de un informe un poco antes de Mediapart (Bresson, 2021). El puesto de “jefe de diversidad” apareció oficialmente en esta redacción en diciembre de 2022 con el nombramiento de Jessica Lopez (Agence France Presse, 2022). A modo recordatorio, el papel de la AFP es redactar comunicados y análisis que luego se venden a las redacciones y que, como veremos, tienen un impacto en la forma en que las personas trans son retratadas en los medios de comunicación dominantes.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN DOMINANTES Y REPRESENTACIONES TRANS
Algunas pocas personalidades trans han conseguido hacerse un hueco en el paisaje mediático. Hélène Hazera, mujer trans y antigua trabajadora sexual, fue periodista en el diario Libération, columnista de televisión y especialista en canción francófona de 1978 a 1999, y productora del programa Chanson Boum en France Culture de 2002 a 2017. También se ha comprometido en el ámbito asociativo, siendo miembro del FHAR (Front Homosexuel d'Action Révolutionnaire)5. Sin embargo, el mundo de los medios de comunicación sigue guardando bastante silencio sobre la sexualidad y la identidad de género de muchos de sus periodistas, presentadorxs y productores. En 2013, a este respecto, se fundó la AJLGBT, una asociación de periodistas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales. La asociación se creó en respuesta a la cobertura mediática del proyecto de ley del Mariage pour tous, como explican en su página web:
Comentarios caricaturescos publicados por colegas en sus editoriales, espacio y tiempo desproporcionados concedidos a opositores a la ley explícitamente homófobos en las cadenas de televisión o en las páginas de las revistas, etc.: bajo el pretexto de querer garantizar un tratamiento “equilibrado” del tema, algunos medios de comunicación han permitido que la homofobia llene el espacio público. (AJLGBT)
En cuanto a las representaciones trans, esta asociación se posiciona claramente desde un punto de vista político, no sólo haciendo un seguimiento de las cuestiones de discriminación, sino también proponiendo iniciativas de sensibilización. La AJLGBT pretende mejorar la cobertura mediática de las cuestiones LGBTIQ+ y ayudar a lxs periodistas discriminadxs por su identidad de género o su orientación sexual. Cierto es que en su sitio web podemos ver que lxs periodistas pertenecen más a menudo a la categoría LGB tal como lo menciona su manifiesto:
[...] muy pocos responsables públicos (representantes electos, artistas, jefes, personalidades LGBTI de los medios de comunicación) mencionan públicamente su homosexualidad. Pero decir que eres gay, simplemente decirlo, muestra a la sociedad lo que realmente somos, en toda nuestra diversidad. También significa ofrecer a lxs más jóvenes de entre nosotros, a lxs más vulnerables y a lxs que viven en entornos poco o nada tolerantes, algo sobre lo que construir y avanzar.
La única cuestión mencionada aquí es la orientación sexual. Sin embargo, estxs periodistas han trabajado en la representación de las personas trans. En primer lugar, se han creado varios kits para uso de las redacciones: kits sobre el tema de la invisibilidad de las lesbianas, sobre el tema del VIH y el sida y, sobre todo, el kit “Respetar a las personas trans” 6. Este kit se recuerda a menudo durante el TDOR (“Trans Day Of Rememberance” o “Día internacional de la memoria transgénero”, que conmemora a las personas trans asesinadas a causa de su identidad de género y que tiene lugar el 20 de noviembre) o cuando algunos compañeros periodistas cometen un desliz y utilizan el deadname7 de las personas trans en los medios de comunicación. Por ello, el kit tiene un carácter pedagógico y se basa en ejemplos claros, como el siguiente:
En el caso de un personaje público que anuncia su transición, contextualizarla exige a veces utilizar el antiguo nombre de pila: en cualquier caso, conviene utilizarlo lo menos posible y de forma totalmente secundaria. Le Monde encontró un buen compromiso en su artículo sobre el coming out de la campeona olímpica Sandra Forgues: el antiguo nombre de pila aparece exclusivamente en la entradilla y el ataque del artículo. No se menciona en el titular ni en el resto del artículo.8
A este kit se le añaden textos breves escritos por periodistas, relativos, como en el ejemplo anterior, a un análisis mediático del coming out trans de Sandra Forgues. Pero sobre todo, podemos mencionar este estudio publicado a principios de febrero de 2023 y titulado “Transidentité: de l'invisibilisation à l'obsession médiatique9”. Un sitio web dedicado a las resultados de esta encuesta está disponible en línea10. Dichos resultados se analizan en tres partes: “Un sujet légitime”, “Des progrès fragiles” y “Un nouveau marqueur des lignes editoriales à droite”. La encuesta destaca el hecho de que por fin se está dando voz a las personas trans implicadas en los reportajes y artículos, y que los artículos son cada vez más profundos y se alejan de la sección de los sucesos. Sin embargo, señala que el deadname se sigue utilizando con demasiada frecuencia, que las personas transfóbicas tienen el mismo acceso a la palabra que las personas trans, etc. Antes hemos hablado del gender editor. Lo que analiza este estudio es también la posición de la AFP sobre las cuestiones trans. En efecto, cuando los artículos proceden de los despachos de la AFP, el estudio muestra que estos artículos son en su mayoría de “buena calidad”, y el papel de esxs “referentes” es una de las pistas exploradas para explicar los esfuerzos realizados en este tema.
La encuesta también menciona que dentro de un mismo periódico se observan diferencias de tratamiento en función de la sección y la firma, y que:
[...] plantea la cuestión de la solidez de lo que se ha conseguido en las redacciones en cuanto a buenas prácticas editoriales en torno a las transidentidades, tal y como se describen en la primera parte de este informe. ¿Se basan estas en las competencias individuales de los periodistas o en un enfoque colectivo y supervisado dentro de los medios de comunicación?
Dicho de otro modo, ¿Los individuos son más sensibles a estas cuestiones o se trata de normas deontológicas generales? Esta cuestión se planteó especialmente con la publicación, el 15 de enero de 2023, de la última página de Libération (Szeftel, 2023), con la página “Retrato” dedicada a Caroline Eliacheff, militante transfóbica. El titular era: “Caroline Eliacheff, du genre tenace” y el pie de foto: “La psiquiatra infantil y psicoanalista, hija de Françoise Giroud y analizada por Lacan, que denuncia una tendencia a la reasignación de sexo entre los adolescentes, se ve llamada transfóbica”. Esta postura va en contra del resto de un periódico que cubre los temas trans de forma más progresista. Un reportaje de Arrêt sur Image ya había analizado las tensiones internas de Libération en torno a la personalidad del responsable de esta sección, Luc Le Vaillant (Coquaz, 2015; Le Pennec, 2019).
CONCLUSIÓN
No podemos ofrecer una conclusión realmente satisfactoria a este breve repaso de lo que está ocurriendo actualmente en el panorama mediático francés. Lxs periodistas, o al menos algunxs periodistas, parecen por fin interesarse por las cuestiones de género en toda su diversidad, pero se enfrentan a un discurso transfóbico que sigue teniendo acceso a muchas redacciones. Sin embargo, las voces de las personas trans se van uniendo poco a poco como periodistas, y no sólo en los medios comunitarios.
El objetivo de la AJLGBT no es forzar el coming out de sus periodistas, es decir, señalar que tal o cual periodista no es cis ni heterosexual y, de hecho, aceptan a “heterosexuales” según sus estatutos. Además, ser periodista transexual no significa necesariamente querer trabajar sobre representaciones y temas trans. Por otra parte, si parece difícil ser una persona trans out en los medios de comunicación, ser periodista trans y trabajar sobre las representaciones trans parece imposible. Por ello, algunos medios han decidido hacerse cargo del asunto y han pagado a periodistas que trabajan en estos temas. Por ejemplo, desde 2018 existe la revista feminista Polysème Magazine, que pretende dar voz a las minorías de género, incluyendo abiertamente a las personas trans y no binarias y, sobre todo, a principios de 2021 se fundó XYmédia, un medio periodístico transfeminista creado por personas trans y financiado a través de crowdfunding. El medio está formado por personas abiertamente trans que no necesariamente tienen carné de prensa, como se indica en su página web11: “El equipo incluye a periodistas, militantes, cineastas, videastas, ingenierxs de sonido y músicxs. No todxs somos periodistas, no tenemos carné de prensa, pero la mayoría estamos implicadxs en las luchas transfeministas”. Todo el equipo del medio está formado por personas trans. Desde su lanzamiento, este medio parece haber tenido dificultades para mantener publicaciones recurrentes, entre el deseo de informar con calidad, la remuneración de su personal y la ley de los algoritmos... y así han tenido dificultades para emerger de forma sostenible en Internet. Se contabilizan solo 180 publicaciones en Instagram en octubre de 2023, pero aun así tienen más de 43 100 seguidores en el sitio, lo que demuestra que hay un público y una audiencia para los reportajes periodísticos producidos por personas concernidas.